1 de noviembre de 2007

ASCENSIÓN AL PICO DE ANEU Y PEÑA BLANCA (2345 m - 2347 m)

Jueves día 1 de Noviembre de 2007. Me levanto a las 5:30h de la madrugada para desayunar. Cereales, pastel de queso y un sándwich de nutella. A las 6:00h cojo el coche y pongo dirección Huesca, desde Lleida, donde he quedado con mi primo Fernando para dirigirnos al Valle del Tena a realizar una de nuestras hazañas por la montaña. El objetivo de ésta es el Aneu y el Peña Blanca.
Llego a las 7:30h y espero hasta las 8:00h hasta que llega mi primo. Hacemos el cambio de mochila y material a su coche y de nuevo arrancamos, esta vez hacia el Valle del Tena. Llegamos a las 9:30h a una cafetería de carretera, en Formigal, para tomarnos un café y comer alguna pasta dulce. A las 10:00h arrancamos la marcha. Antes hemos dejado el coche en el aparcamiento que hay habilitado a pie de carretera y nos hemos acabado de vestirnos y de organizar el material en las mochilas. En esta salida estreno las que serán mis nuevas compañeras de aventuras por la montañas, las Salomon Revo SCX. Mis nuevas botas. Dejo de ser el hombre “Tuckland” para ser el “Salomon”.
Empezamos la caminata y a la primera ya nos encontramos con que hemos cogido el camino menos adecuado, pues ya tenemos que ejercitar duramente nuestra musculatura y nuestra mente para deshacernos de los primeros obstáculos dado que topamos con una serie de rocas que tenemos que trepar. Bien, seguimos andando y por el camino nos choca lo blanda, lo virgen que esta la nieve, pues somos los primeros en “desvirgarla”. Nieve como harina, tierna, blandita, suave…una gozada para los sentidos. Por la senda nos encontramos a diversos colegas de montaña (rebecos y caballos). Una vez más, nos encontramos a dos “vascorros montañeros” que le preguntamos a dónde caía nuestro pico y no sabían. Otra vez, mi primo y yo, vamos a la aventuras. Seguimos andando por donde nos parecía hasta que encontramos a un viejo francés que nos indica exactamente en qué lugar está el Aneu y cuál es el camino que tenemos que coger. Como no, íbamos en sentido contrario a nuestro objetivo.
Pues cogemos el camino bueno, retrocedemos un poco ya que estábamos mal situados y empezamos el ascenso. Una pala con roca suelta y nieve. Poca nieve y mucha piedra pequeña y suelta lo que dificulta cada pisada que hacemos ya que resbalamos, ya sea por la poca cantidad de nieve, por la piedras o por las dos cosas. La pala se hace larga, no dura, pero larga y técnica debido a la circunstancias de las que hablo anteriormente. Al acabar la pala, llegamos a un collado pequeñito que nos dirige hacia la cima del Aneu. Desde el collado a la cima, la caminata se hace sencilla, no hay nieve ni piedras, sólo tierra y algún que otro yerbajo. Llegamos a la cima a las 12:00h, justo dos horas desde la salida. El paisaje es precioso, una vez más somos unos privilegiados.
Nos hacemos unas fotos y ponemos rumbo al pico de Peña Blanca que está situado justo al lado del Aneu. En menos de 15 minutos llegamos. Sólo hay que seguir una senda que nos lleva a éste. En el Peña Blanca echamos un bocado. Sienta genial, pues como digo yo no hay otra cosa mejor que estar en la cima de la montaña, disfrutar del paisaje y a la vez estar recargando las pilas con un buen bocata.
Mi primo y yo queremos realizar el descenso por otro lado que dirige a un valle. Es decir, queremos realizar la bajada por el camino corto. Pero al final bajamos por donde subimos y la verdad es que se hace interminable, de nuevo tanta piedra suelta y la poca nieve nos vuelven a dificultar esta vez el descenso. Pero aún así disfrutamos de todo lo que nos rodea y sobretodo del momento, aunque de vez en cuando alguno de los dos soltamos alguna frasecilla al viento…
Al final llegamos al aparcamiento sobre las 14:30 más o menos. Nos cambiamos, comemos algo y nos vamos a ver las obras de la casa que se están haciendo Noe y Paco en Panticosa. Como tenemos tiempo y no hay prisas vamos a ver también el nuevo balneario que están construyendo y a ver el Refugio de Piedra que pasará a mejor vida cuando pongan en funcionamiento lo del balneario. Tomamos algo en el refugio y nos vamos para Huesca.
Ya en Huesca y al estar el Eroski abierto compramos cada uno su cena de esa noche y nos despedimos hasta la próxima aventura de “Al filo de lo imprevisible”.


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